miércoles, 5 de junio de 2013

Movimiento convertido en música.

Hoy les contaré sobre mi clase del día jueves 16 de mayo, esta clase correspondía a la continuación del movimiento creativo de la clase pasada, pero con un nuevo elemento: nuestras máscaras ya decoradas. En esta clase el curso se dividió en tres grupos, pero antes de eso, nuestra profesora nos preguntó si alguno tenía algún problema para moverse a lo que un grupo de mujeres contestamos que sí porque nos habíamos vacunado contra la hepatitis y nos dolía el brazo, estábamos enfermas o algo así, ante esta situación la profesora nos encargó una misión muy entretenida y bonita: teníamos que buscar en su oficina distintas cosas que hicieran ruido, para crear una melodía de relajación que nuestros compañeros escucharían luego de haber hecho su actividad de movimiento en la que terminarían muy cansados, por lo que debíamos transmitirles cariño, relajación, y en un ratito permitirles, de cierta manera, reconfortarse…





Mientras nuestros compañeros estaban moviéndose, nosotras nos encontrábamos intruseando en la oficina de nuestra profesora y probando los sonidos de un sinfín de cosas por ejemplo papel celofán, cajas de alfileres, etc. Luego de seleccionar los instrumentos que íbamos a utilizar comenzamos a crear una melodía simple pero muy relajante y a crear una secuencia que fuera agradable al oído, teníamos un bombo de fondo, hacíamos sonar cascabeles, maracas, y también utilizamos papeles celofán e instrumentos artesanales; cuando llegó el momento ingresamos a la sala y nos deleitamos con las bonitas presentaciones que realizaron nuestros compañeros y compañeras, la primera consistió en un baile con las máscaras, en el cual cada uno de los integrantes del grupo se movía con su máscara en la cara,  posterior al baile con máscaras presenciamos una muy bonita presentación de baile, en la cual se observaba un contagio del ritmo a las diferentes personas que se unían a bailar, luego de esto llegó nuestro turno de relajar a nuestros compañeros con la melodía que habíamos preparado con mucho cariño, ellos se recostaron cómodamente en el suelo y nosotras, nos distribuimos a lo largo de la sala de manera tal que cada rincón recibiera el sonido de un instrumento y la melodía del conjunto de ellos, comenzamos con el tambor, uno que otro campanazo y cascabeles, los papeles celofán y también improvisamos un poco, lo bueno es que resultó bastante bonito, nuestros compañeros decían que de verdad se sintieron relajados al escuchar los instrumentos, es más, algunos se quedaron dormidos. A pesar que no pude participar de esta clase como movimiento creativo, me encantó ser parte del grupo que creó una melodía para que el resto se relajara y pudiera descansar, siento que pudimos transmitir lo que queríamos y darnos cuenta de que en los demás obtuvo el efecto que esperábamos, es decir, pudieron relajarse al escucharnos fue muy enriquecedor para nosotras también, siempre es bueno empatizar con el otro, ponerse en su lugar y poder aportar en algo a su estado, sea cual sea en el cual se encuentre siempre es bueno dar algo.

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